La semilla de lino contiene entre un 30 y un 45% de aceite -el llamado aceite de linaza- muy rico en ácidos grasos insaturados. También posee mucílago y una sustancia que puede resultar tóxica en dosis moderadas. Además, por el contenido en mucílago las semillas actúan como excelente laxante mecánico: la envoltura de la semilla, al tragarse, se hincha, aumentando así la masa fecal a la vez que aviva los movimientos del intestino, lo que se traduce en una rápida y efectiva evacuación. Asimismo, el aceite posee propiedades lubricantes; es también un buen antiséptico y ejerce acciones similares a la vitamina F, muy útil en eczemas, contusiones, forúnculos y abscesos.La cantidad de sustancia tóxica que posee es bastante pequeña, pero aun así hay que tener cuidado; por eso se recomienda tomar las semillas enteras, sin moler, ya que la cutícula protectora evita que se desprenda el tóxico. Por la misma razón, la harina de linaza sólo se recomienda para uso externo.
Semillas.
Se ingieren enteras, sin masticar, con abundante agua. La dosis varía de 2 a 3 cucharadas grandes, en función del efecto que se quiera lograr.
Cataplasma.
Para tratar los abscesos. Se hierven en 250 cc. de agua 60 gr. de harina de lino; una vez calentada, se vierte esta pasta sobre una tela que se cubre con una gasa; se espera a que se enfríe un poco para aplicar después sobre la zona a tratar.
Infusión.
Se utiliza una cucharada grande por taza. Se hierve durante 3 minutos y luego, una vez frío, se cuela; con 2 ó 3 tazas al día es suficiente para lograr los efectos deseados.
Aceite.
Se puede aplicar tópicamente. Existe un linimento preparado con la mezcla a partes iguales de aceite de lino y agua de cal; la emulsión que se obtiene resulta muy útil para las quemaduras
Lino Linaza
(Linum usitatissimum)