Planta herbácea vivaz de raíz enorme y de pequeña cepa de la que brota un tallo anguloso con hojas pinnadas y opuestas. El tallo está rematado por un corimbo de florecillas blancas o rosas. Su fruto es un aquenio con copete. La valeriana se cultiva en pleno campo.
Al segundo año se le arrancan las raíces que se limpian y lavan rápidamente, se cortan y se secan a una temperatura máxima de 35ºC. Al secarse, la raiz desprende un olor penetrante que resulta muy atractiva para los gatos. Contiene un aceite esencial rico en pineno y canfeno, alcaloides, esteres de ácidos organicos, ácido volérico e isovalérico, taninos y jugos amargos.
La valeriana se emplea para combatir trastornos nerviosos, en particular la depresión, cansansio, agotamiento intelectual e insomnio. Se emplea en infusión a base de 1 a 5 g de raíz. El extracto alcohólico se utiliza también como sedante nervioso, aunque no tiene propiedades narcóticas ni produce dependencia. La combinación de valeriana y hierba de San Juan ha mostrado ser tan eficaz como el diazepam en el tratamiento de la ansiedad. Son muy numerosos los estudios clínicos que se han realizado con la valeriana sola o en combinación con la melisa y/o el lúpulo.
Los baños de valeriana, administrados tres veces por semana mejoran significativamente el estado de los pacientes con fibromialgia y reducen el dolor en los puntos dolorosos.
Debe evitarse el consumo de valeriana en los pacientes medicados con fármacos ansiolíticos o hipnóticos ya que esta planta podría producir efectos depresores aditivos en el sistema nervioso central